Una mañana en la alfarería de Paco y Pablo Tito es como atravesar el túnel del tiempo y aparecer en otra época. Cualquier visitante es recibido de forma exquisita y, desde ese momento, te hacen sentir como «de la familia».

Para mi Paco es «el hombre tranquilo». El anecdotario, la memoria, lo cotidiano. Y Pablo son las ganas, el ímpetu, la técnica. Ambos, una pareja indisoluble e irrepetible.

¿Qué diría el abuelo Tito?